"Aquí, como en el acto religioso, en el amor, en la acción moral y en el conocimiento, me trasciendo a mí mismo y en ninguna otra actividad logro ser más yo" (C.S. Lewis)





"...con la sensibilidad de quien no tiene piel y lo siente todo, pero aguanta el golpe para contarlo." (Manuel Rivas, Las voces bajas)






jueves, 22 de julio de 2010

Tengo un amigo que también es escritor. Hace poco leí en su blog “dime cómo es tu blog y te diré quién eres”, o algo parecido. Lo decía porque llevaba meses sin actualizarlo por sobresaturación de trabajo, estudios…la vida misma.
Ahora, me da miedo mirar mi blog y verlo tan solito, tan descuidado, el pobre; y me da miedo pensar que eso es lo que soy yo: un montón de papeles y de gestiones y de clases; un montón de deberes que se comen el sol y el tiempo y un blog vacío, que, en este lenguaje moderno y ciber en el que nos movemos, vendría a ser algo así como una inspiración seca y agrietada.
Sin embargo, también podría ser que este mes hubiese estado sentada en las olas escuchando el canto mortal de las sirenas, o puede que una bruja del desierto me hubiese llevado con ella a un castillo escondido y me hubiese traducido los jeroglíficos milenarios.
También podría ser que en este mes de cansancio mi cuerpo hubiese sido el blog en el que se escribían las palabras, que han estado cuidando de mí como, otras veces, yo he intentado cuidar de ellas. Tal vez, este mes no vale eso de “dime cómo es tu blog y te diré quién eres”.
Dime si tu piel está tatuada de palabras, dime si aun en los peores momento se te enroscan versos en las huellas dactilares, dime si hay una prolongación de ti que escribe incluso en sueños vocablos inconexos, dime si eres capaz de cerrar los ojos en medio de la rutina y sentir una caricia de aire. Dime cómo vences al gris prosaico de cada día, y te diré quién eres.