"Aquí, como en el acto religioso, en el amor, en la acción moral y en el conocimiento, me trasciendo a mí mismo y en ninguna otra actividad logro ser más yo" (C.S. Lewis)





"...con la sensibilidad de quien no tiene piel y lo siente todo, pero aguanta el golpe para contarlo." (Manuel Rivas, Las voces bajas)






miércoles, 21 de agosto de 2013

Pongamos que hablo de...


Madrid a cuarenta grados.
El asfalto hierve y los árboles parecen replegarse en sí mismos para aprovechar toda su sombra. No queda ni una gota de alivio para los simples mortales.
La silla de mi despacho parece moverse a propósito para que yo no coja la postura, y mi espalda se resiente y pincha aquí y allá. Duele. Cada una de mis neuronas se deshace y chorrea en sudor por mi frente, por mi cuello, por mi pecho.
Balada del mal humor y del cansancio cuando la piel todavía recuerda la caricia de las olas, el viento nordés en la cara…
Sigue siendo hermoso volver a la guarida propia, a las paredes de colores, a los libros, los marcos con fotografías que sonríen…pero, a veces, es difícil saber que la raíz y la vida residen en lugares distintos. ¿Qué sería yo sin los cafés literarios, sin Lavapiés, sin el asfalto, sin la carrera frenética de la actividad que me lleva de un lado a otro? Pero, ¿qué quedaría de mí sin Soesto, sin la Insua, sin el Cabo da Area, sin la playa de los cristales? ¿cómo podría no dejar de ser yo sin ese espacio en el cementerio para ver las puestas de sol a tu lado? Es difícil pertenecer a dos sitios a la vez…

Pongamos que hablo de Madrid y que yo también le dedico una canción de amor y odio en nuestro reencuentro. Sabina alterna “que me lleven al Sur donde nací” con “no me despertéis, dejadme dormir”. Yo me dejaré la piel en esta ciudad donde “las niñas ya no quieren ser princesas” (incluida yo), pero “cuando la muerte venga a visitarme”, llevadme allí, a mi rincón del cementerio, allí donde el océano bate fuerte contra las rocas, donde el vidrio de las botellas muertas se hace hermoso, donde las puestas de sol son eternas. Llevadme allí, por favor. Allí estará mi sitio.





sábado, 10 de agosto de 2013



Sí, lo sé...tenéis razones para regañarme por haber tardado tanto en volver, tenéis razones para abandonarme un poco y podéis decirme que no valen las excusas. Esta vez, solo esgrimiré en mi defensa que las vacaciones serán cortas, así que compensaré la ausencia de estos meses. Además, creo que tengo buenas noticias porque libros y proyectos nuevos se gestan entre mis dedos y en mi cabecita y prometo compartirlos con vosotros. Por último, tengo un regalo en el que he estado trabajando y que espero que os guste. Aquí está:


Ojalá, entre las sombrillas, el sol y la playa, tengáis un momento para decirme qué os parece.

Mil besos y feliz verano