Mamá contaba cuentos de nubes vaporosas y de lunas mordidas en el cuarto menguante.
Mamá cantaba...
Mamá regalaba sonrisas de reflejos luminosos que acariciaban mis rizos de niña.
Mamá cantaba.
Canciones de cachorros que saltaban a mi alrededor.
Mamá acariciaba con manos nacidas para acariciar.
Con dedos de uñas de hacer cosquillas y yemas de duérmete.
Mamá cantaba canciones de polichinelas, y niños, y gatos.
Mamá cantaba muñecas vestidas de azul y músicos que iban al cielo a cantar a las estrellas.
Por eso,
cuando un rayo de luna
vino a buscarla para que durmiese al cielo,
no supe si tenía derecho a llorar.