"Aquí, como en el acto religioso, en el amor, en la acción moral y en el conocimiento, me trasciendo a mí mismo y en ninguna otra actividad logro ser más yo" (C.S. Lewis)





"...con la sensibilidad de quien no tiene piel y lo siente todo, pero aguanta el golpe para contarlo." (Manuel Rivas, Las voces bajas)






lunes, 18 de octubre de 2010

Es la vida a través de una ventana.

Un borde de madera enmarcando el otoño

y las hojas de oro desprendiéndose.


Yo también quiero volar en el viento

con sus alas grises preñadas de cristales .

Pero ya es de noche y las hojas

ocres empiezan a dormirse

en la madrugada blanca de la escarcha.



Y son los álamos que ríen hacia el cielo

guiñándole los ojos a mi infancia,

una infancia de manoplas y nieve

de gorros y váho

de olor a chimenea y pinos húmedos.



Y es el cielo blanco que pliega

su sonrisa más nostálgica

por la niña de las trenzas

que no encontraba setas en octubre

y saltaba entre las nubes de mosquitos.



Es la niña que dormías en tus brazos

y bañabas en sirope los domingos

esa niña mimada, consentida

que venía a contarte las historias

que se habían quedado sin final.

La que soñaba príncipes y escribía gorrionesla que daba vida a lo que no quería perder.

La misma que ahora

se esconde en la ventana

y ve caer las hojas del otoño

entre las voces de un país lejano

donde sigue añorando

dormir entre tus brazos
y el próximo domingo
para untarlo de nata.



6 comentarios:

  1. Muy hermoso y nostálgico. Un fuerte abrazo Begoña.

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  2. sin palabras
    muuuuuaaak

    usaré septiembre 2010 para dejarte fraccionados
    los textos la paz y la guerra, si te parece

    me voy a tomar algo fresqito
    trb

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  3. Me parece estupendo...

    Déjame un sorbito de Shandy...

    Mil besos

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  4. te dejaré más de un sorbo
    te va a gustar y vas a qerer más
    bss

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  5. Niña... no había visto este texto...

    Muchos besos para esos recuerdos, esa añoranza que vivo a través tuya... nunca olvides que, a pesar de todo, has tenido mucha suerte en tu vida...

    Besos,
    Carmen

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  6. Gracias, mi niña.
    No, no lo olvido, nunca lo olvido...quizás es que he estado tan cerca de la perfección y de la dulzura de esa nata, que ahora me cuesta más acostumbrarme a la normalidad.
    Pero también he tenido suerte en otras cosas, como mis amigos, por ejemplo... ;). Por eso me sigo sintiendo afortunada, siempre, pase lo que pase.
    Mil besos

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